Historia del Embalse

1942 - 1952

LA GRAN PRESA ES EL MÁS IMPORTANTE ARTIFICIO QUE EL HOMBRE INSTAURA EN EL MUNDO FÍSICO. Tiene una categoría intermedia entre la obra humana y la estructura montañosa.

Para su construcción, tras la elección de la cerrada, los primeros pasos eran la elaboración de sucesivos proyectos redactados por ingenieros para convencer a los órganos colegiados del cuerpo y a la superioridad de las soluciones técnicas adoptadas. 

Solía ser un proceso dilatado, con modificaciones y reformados. Para acometer la construcción también se exigían otras variadas actuaciones (accesos, reconocimientos geológicos, suministro de agua y energía, poblados, etc.) No menos importantes eran las expropiaciones. Luego era preciso construir formidables instalaciones para la puesta en obra de hormigón, cintas transportadoras, canteras y una serie de talleres. La obra propiamente dicha se iniciaba con el desvío del río y la construcción de la ataguía. Luego se procedía a la excavación y comprobación de las características geológicas del sustrato que venían a confirmar o no los informes realizados a partir de sondeos. 

El embalse de Alarcón (1952), de unos 1.100 Hm3 y con sólo 71 m. de altura, regula la cabecera del Júcar. La obra anegó la carretera Madrid- Valencia. 

“La explotación del Pantano de Alarcón se llevó al compás de la construcción de la ataguía, primero, y de la presa, a medida que su altura había permitido realizar embalses. Se comenzó a embalsar en el año 1945. “El poco relieve del valle del Júcar inundado por las aguas del embalse proyectado, en cuyo fondo o ladera se asientan pueblos, hace que se inunden sus caseríos o sus huertas bajas, medios principales de su vida económica. Durante los tiempos modernos, estas construcciones fueron una tarea larga y arriesgada, quizás como ninguna otra de las obras públicas. “La modificación que se produce en las condiciones naturales es tan intensa que incluso puede llegara modificar el clima de la región”.

Para su construcción, tras la elección de la cerrada, los primeros pasos eran la elaboración de sucesivos proyectos redactados por ingenieros para convencer a los órganos colegiados del cuerpo y a la superioridad de las soluciones técnicas adoptadas. 

Solía ser un proceso dilatado, con modificaciones y reformados. Para acometer la construcción también se exigían otras variadas actuaciones (accesos, reconocimientos geológicos, suministro de agua y energía, poblados, etc.) La obra propiamente dicha se iniciaba con el desvío del río y la construcción de la ataguía. Luego se procedía a la excavación y comprobación de las características geológicas del sustrato que venían a confirmar o no los informes realizados a partir de sondeos.

“La modificación que se produce en las condiciones naturales es tan intensa que incluso puede llegar a modificar el clima de la región. Para que permanezca geográficamente tendrá que ajustarse con más fidelidad que ninguna otra obra a las leyes mecánicas e hidráulicas”
Carlos Fernández Casado, ingeniero, 1950.

En ocasiones, las características del terreno obligaban a un desplazamiento de la obra en aras de la máxima seguridad. A continuación se acometía la ejecución de la fábrica de la presa con momentos críticos si sobrevenía alguna gran avenida. Las presas solían localizarse en apartadas cerradas, donde la vida no era fácil.

Se necesitaba resolver el alojamiento de gran cantidad de trabajadores movilizados durante periodos de tiempo del orden de 6 o más años. El poblado del embalse de Alarcón disponía de escuelas, iglesia, cantina, economato, hospital, almacenes, pabellones de solteros, etc. También había dependencias para los técnicos y la dirección. Todas estas instalaciones son las que hoy utilizamos en el Albergue de Alarcón para la organización y gestión de nuestra actividad. La vida del peculiar poblado se movilizaba especialmente con ocasión de las visitas de mayor rango. Además del concurso simultáneo de muchas personas, la obra de una presa exigía muchas labores en vertical, con pendientes abruptas que dificultaban el movimiento de materiales y trabajadores. Estas condiciones laborales eran, en ocasiones, causa de accidentes mortales. 

Las obras del Embalse de Alarcón se acabaron en mayo de 1952 y fué inaugurado ese año, aunque las complementarias eran de tal envergadura que el Ministerio de Obras Publicas no las consideró acabadas hasta 1970. Fue necesario construir el desvío de unos 40 kilómetros de la entonces carretera nacional de Madrid a Valencia y un puente en la cola del embalse.

El embalse de Alarcón (1952), de unos 1.100 Hm3 y con sólo 71 m. de altura, regula la cabecera del Júcar. En su aprobación y construcción intervinieron sucesivamente los ingenieros Fausto Elío, Rafael Montiel y José Luis Elío Martínez. La obra anegó la carretera Madrid- Valencia. Para solucionar el cruce de la carretera sobre el Júcar, que exigía dos grandes viaductos, se optó por apoyarla sobre la coronación de la presa.

 “La explotación del Pantano de Alarcón se llevó al compás de la construcción de la ataguía, primero, y de la presa, a medida que su altura había permitido realizar embalses. Se comenzó a embalsar en el año 1945 y el total retenido hasta el 30 de abril del presente año ha sido de 1.058 millones de metros cúbicos, de los cuales se han desembalsado 748 millones, habiéndose aprovechado la totalidad en la producción de la energía eléctrica, y un 50 por 100 en riegos”.. 

“El poco relieve del valle del Júcar inundado por las aguas del embalse proyectado, en cuyo fondo o ladera se asientan pueblos, hace que se inunden sus caseríos o sus huertas bajas, medios principales de su vida económica. Estos pueblos son Gascas que desaparecería totalmente, Olmedilla, Buenache, Ontecillas, y el más importante de todos, Valverde de Júcar, situado en la ladera derecha del valle del río Gritos, cortadura la más profunda 

e importante del valle... También es afectada por el embalse la carretera de Valencia a Madrid, inundada en su cruce del Júcar en Olivares, y del valle del río Gritos por Valverde. 



Los regadíos se amplían gracias a la construcción de presas para el almacenamiento de agua y su distribución a través de canales. Durante los tiempos modernos, estas construcciones fueron una tarea larga y arriesgada, quizás como ninguna otra de las obras públicas. En el último siglo, las obras de regulación y almacenamiento han adquirido un gran protagonismo: los embalses, además de los riegos, atienden otras demandas como abastecimiento urbano o hidroelectricidad.


“Entre las obras más interesantes para el resurgimiento nacional figura en lugar preeminente el pantano de Alarcón”

P.M. Sagasta, 13 de octubre 1941 (BOE del 5 de noviembre de 1941). 

“(…) El proyectado Pantano de Alarcón, que tan útil ha de ser para fomentar grandes riquezas agrícolas ya creadas y hacer surgir otras nuevas...

Indalecio Prieto, 21 de julio 1932. (Gaceta del 23).

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Hoy en día

Actualmente el embalse se ha convertido en un ecosistema esencial para la flora y fauna de la zona y además es un importante espacio lúdico donde poder desarrollar....

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